Desiderata (Iglesia de Saint Paul, Baltimore, 1963)
Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio.
Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas sin rendirte.
Di tu verdad tranquila y claramente. Escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros, puedes volverte vanidoso y amargo, porque siempre habrá personas mas grandes y mas pequeñas que tu.
Disfruta de tus logros así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde; es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Usa la precaución en tus negocios, porque el mundo esta lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que puede existir. Mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Se tu mismo. Especialmente, no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor; porque frente a toda aridez y desencanto el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de juventud.
Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina; pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Junto con una sana disciplina, se amable contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas; tu tienes derecho a estar aquí. Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma.
Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, éste sigue siendo un mundo hermoso. Ten cuidado. Esfuérzate en ser feliz.
sábado, 3 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario